La somatización de emociones es el proceso por el cual convertimos inconscientemente el malestar emocional en síntomas físicos, sin que haya una causa médica que nos explique.
Esto puede ocurrir cuando tenemos dificultades para identificar, expresar o manejar nuestras emociones, o cuando hemos vivido situaciones de estrés, ansiedad o trauma. Algunos ejemplos de síntomas somáticos son: dolores de cabeza, problemas digestivos, fatiga, palpitaciones, migrañas, dolores musculares, muchísimo acné en ciertas zonas del cuerpo,…

La somatización no es una forma saludable de lidiar con las emociones, ya que puede afectar a nuestra calidad de vida y agravar nuestro estado psicológico. Por eso, es importante buscar ayuda profesional cuando los síntomas físicos interfieren en nuestro bienestar y no tienen una explicación médica.
Un psicólogo puede ayudarnos a identificar y procesar las emociones que están detrás de la somatización, y a desarrollar estrategias para afrontarlas de manera más adaptativa.

Recuerda que tu cuerpo y tu mente están conectados, y que cuidar de tus emociones es cuidar de tu salud.
El cuerpo te dirá, no verbalmente, pero sí de estas maneras, cuando necesitas digamos parar y descansar, es por ello la razón de que tu cuerpo somatice, ya que si tú omites el tema en el exterior, tu cuerpo hablará y si no lo escuchas «gritará».