Hoy quiero hablarles de algo que muchos se preguntan: “¿Por qué no veo avances en mi terapia?” o “no voy a terapia porque no veo que me ayuden”.
Son algunas preguntas que os hacéis y merecen una respuesta honesta.
Primero, la terapia es un proceso, no un evento único.
Imagina que estás aprendiendo a tocar un instrumento; no esperarías tocar una sinfonía después de una o dos lecciones, ¿verdad?
Lo mismo ocurre con la terapia. Conocer toda tu historia, entender tus desafíos y trabajar juntos para superarlos lleva tiempo.
La constancia es clave. Si faltas a las citas o tardas en acudir a la siguiente sesión acordada, estamos perdiendo momentos valiosos que podrían ser usados para tu crecimiento.
La terapia es como un gimnasio para tu mente y emociones; si no asistes, no verás los resultados.
Además, lo que haces fuera de nuestras sesiones es tan importante como el tiempo que pasamos juntos.
Ignorar las recomendaciones o no aplicar lo discutido es como ignorar una dieta y luego preguntarse por qué no se pierde peso.
Es fundamental que pongas en práctica las estrategias y herramientas que discutimos durante nuestras sesiones para ver un progreso real.
Y sí, todos queremos sentirnos mejor ya, pero la paciencia es esencial.
No hay pociones mágicas para curar la ansiedad o el estrés.
Es un trabajo conjunto, donde tu compromiso es tan importante como mi guía.
A veces, los avances pueden ser pequeños y sutiles, pero cada paso cuenta en el camino hacia el bienestar.
Así que, si te sientes frustrado/a por la falta de progreso, pregúntate: ¿Estoy dando los pasos necesarios para el cambio? ¿Estoy comprometido con mi proceso de sanación?
Reflexiona sobre tu nivel de compromiso y disposición para trabajar en ti mismo/a.
Recuerda, estoy aquí para apoyarte y guiarte en cada paso del camino, pero el cambio comienza en ti.
Juntos podemos lograr grandes cosas, pero es esencial que te comprometas con el proceso y te des el tiempo necesario para ver los resultados.😉
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